CAPs en lucha por unas instalaciones dignas
Ocho centros de atención primaria de Barcelona protestan por la falta de recursos y de espacios para llevar a cabo una asistencia sanitaria adecuada
La atención primaria ha salido la calle para exigir a las autoridades una respuesta inmediata ante la actual falta de espacios que sufren muchos ambulatorios. Se quejan también de la falta de planificación para hacer frente a la actual fase de desescalada y que no se priorice suficientemente la atención primaria, dotándola de personal, recursos e infraestructuras adecuadas.
Teniendo en cuenta, además, que corresponde a los centros de atención primaria el seguimiento de los pacientes post-COVID-19 y la detección precoz de nuevos casos.
Por estos motivos el pasado 22 de junio al mediodía profesionales de diversos centros de atención primaria de Barcelona se concentraron en la Plaça de Sant Jaume bajo gritos de «queremos CAPs dignos!» y «atención primaria de calidad!». La manifestación fue convocada por la Plataforma CAP Gòtic Nou Ja!, la Plataforma Nou CAP Passeig de Sant Joan/Carles I Ja!, la Plataforma CAP Raval Nord Digne!, el CAP Drassanes, el CAP Casc Antic, el CAP Ramon Turró, el CAP Besòs i el CAP La Pau. «No tener una planificación adecuada para la atención primaria supone un riesgo para la salud de la población y esto ni ahora ni nunca lo podemos permitir», reivindicaron los CAPs participantes a través de la lectura de un manifiesto conjunto.
La manifestación reunió también vecinos usuarios de los centros de atención primaria, que se sumaron a la protesta común por unas mejores condiciones de asistencia sanitaria. Es el caso de Antònia, usuaria del CAP Passeig Sant Joan, que no se ha perdido ni una de las concentraciones que ha organizado el centro durante los últimos días. «Como usuaria, defiendo la sanidad púbica de calidad y los profesionales del CAP donde me visito trabajan en una condiciones inadecuadas. Están estresados y no dan abasto, y es muy injusta la situación que padecen. Se está jugando con la salud y la vida de las personas y, por ello exijo que se solucione la situación», reivindica.
La situación de falta de espacios de estos centros se ha visto agravada por la pandemia del COVID-19 y es especialmente crítica en los CAPs Gòtic y Passeig de Sant Joan, que recientemente han organizado protestas para exigir un cambio de ubicación o una ampliación de sus instalaciones, tal como se les había prometido desde hacía años. En el caso de los CAP Passeig Sant Joan y Carles I, que esperan que se les reubique en un único espacio adecuado y suficiente para atender toda el área que cubren en un terrenos en el cruce entre la calle de Nápoles y la Gran Vía. Los profesionales del CAP Gòtic también hace años que esperan la construcción de un nuevo centro que subsane la falta de espacios actual.
También destaca el caso del CAP Raval Nord que, tras dos años de lucha de los trabajadores y los vecinos del barrio, consiguió que el Ayuntamiento de Barcelona ceda el espacio que ocupa la Capella de la Misericordia para construir un nuevo CAP. Con la pandemia, la situación del centro también se ha complicado por la falta de espacios y unas instalaciones deficitarias y antiguas.
Reivindicaciones comunas
Antes de la pandemia, la atención primaria en el barrio del Fort Pienc se llevaba a cabo a través de dos CAPs coordinados, el CAP Passeig de Sant Joan y el CAP Carlos I, en la calle Marina, abasteciendo a un total de 28.000 pacientes. Esta división se hizo en 2013, de manera temporal, hasta que se unificaran los dos CAPs en uno solo, el CAP Fort Pienc, medida que, siete años después, aún no se ha hecho efectiva. «La construcción del nuevo CAP ya estaba aprobada al plan de barrios del 2008 y del 2016, nos dijeron que estaría hecho por 2019 y todavía estamos esperando. En menos de cinco años no tendremos un nuevo centro, y la situación es insostenible «, explica Alba Martínez, médico de familia del centro.
La llegada del coronavirus forzó el cierre del CAP Carles I, porque un tercio de la plantilla se contagió y el centro no contaba con las instalaciones adecuadas para cumplir los requisitos de seguridad para evitar la propagación del virus. Las instalaciones del centro no cuentan ni con salida de emergencias, ni agua caliente. Las consultas no tienen ventanas y no hay una ventilación adecuada. Así, con el cierre del CAP Carles I, toda la asistencia sanitaria se tuvo que unificar el CAP Passeig de Sant Joan, saturando por completo el espacio.
«Estamos en una situación muy precaria. Somos 70 trabajadores y no cabemos. Hemos tenido que habilitar la sala de reuniones con varios ordenadores y los despachos de dirección para poder asistir a los pacientes «, explica Custo Buil, médico de familia del centro. «Es un edificio muy viejo y la mitad de las consultas tienen problemas de ventilación. El pasillo de la entrada es muy estrecho y no podemos tener salas de espera diferenciadas para hacer los dos circuitos -brut y limpio- recomendados, por lo que hacemos la selección fuera del centro, y se crean colas en la calle «, señala Martínez. Además, continuamente se encuentran plagas de diversos insectos, como cucarachas.
En una situación similar se encuentra el CAP Gòtic. El centro abrió en el año 2000 con una evidente falta de espacio, por lo que en 2005 se inauguró un anexo al centro para añadir consultas, pero este cerró al poco tiempo por problemas de salubridad. El Ayuntamiento acordó en 2008 la construcción de un nuevo CAP, que aún no se ha materializado. El problema por la falta de espacios se ha intensificado con la pandemia. «Ya nos faltaba espacio, pero el coronavirus lo ha desequilibrado todo. Nos hemos visto obligados a reservar espacios donde visitar pacientes con síntomas respiratorios separados de los otros pacientes, y eso nos ha hecho perder más consultas de las pocas que teníamos. Hemos llegado a una situación límite «, aseñala Oriol Rebagliato, médico de familia del CAP y adjunto de dirección.
Aparte de las condiciones deficitarias de los dos centros, se suma la carga asistencial derivada de la pandemia. «Nosotros estamos haciendo el diagnóstico de coronavirus, el rastreo de los contactos de los pacientes y al mismo tiempo haciendo asistencia telemática y domiciliaria al resto de población del barrio, que tienen un perfil muy envejecido. Y sin más personal ni dotación económica», afirma Buil.
Lo que más preocupa a los profesionales es que haya una segunda ola de la pandemia del coronavirus. «Ahora es verano, y habrá profesionales de vacaciones. Estamos en la fase de desescalada, y de momento no estamos visitando presencialmente pacientes a pleno rendimiento. Pero si viene otra ola del virus en otoño, no sé cómo lo haremos», explica Buil.
Acuerdos con la administración
Después de una semana de protestas, el CAP Gòtic y el CAP Passeig Sant Joan / Carles I han llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento y el Departament de Salut para ampliar temporalmente los centros. En el caso del CAP Gòtic, se hará una ampliación provisional del centro en módulos prefabricados en la Plaza de Joaquim Xirau y en el caso del CAP Passeig Sant Joan la ampliación se hará con módulos en la calle Ali Bei, justo a la salida de la puerta de emergencia del centro.
A pesar de estos acuerdos iniciales, los trabajadores de los dos CAPs aseguran que no aflojarán las protestas y que seguirán haciendo presión a las administraciones para tener el nuevo centro que se les prometió. «Este acuerdo nos puede resolver la situación de manera provisional. Lo que nos da miedo es que, de nuevo, esta situación temporal eternice. Nosotros seguimos pidiendo el centro definitivo que se nos prometió en 2008 «, reivindica Rebagliato.
La atención primaria, la gran olvidada
El personal de la atención primaria ya salió a la calle a protestar para reclamar unas mejoras asistenciales y laborales en noviembre de 2018. Bajo el lema «Atención Primaria digna y respetada», protestaron durante una semana para exigir medidas que frenen la precarización progresiva del primer nivel asistencial. Ahora, vuelven a protestas, recordando demandas que ya tenían entonces. «En la última huelga de primaria que se realizó en 2018, nosotros ya exigíamos una dotación económica del 25% del presupuesto sanitario para la primaria», recuerda Buil. «Continuamos en la misma situación precaria que entonces», añade.
Según Martínez, las carencias de los CAPs que se reivindican se han ido salvando gracias a la buena voluntad de los trabajadores, pero hay una mayor planificación y dotación de recursos por parte de las administraciones. «Si queremos que la atención primaria sea el eje vertebrador del sistema de salud pública, necesitamos recursos», argumenta. Otra de las reivindicaciones es la necesaria inyección de personal. «Si aumentas el número de profesionales en la atención primaria, aumenta la posibilidad de supervivencia de la población», dice Rebagliato. Espera que las movilizaciones sirvan de algo, pero tiene claro que conseguir la esperada mejora de la situación será «una carrera de fondo».
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